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viernes, 8 de febrero de 2008

LA MIRADA


La estación de autobuses es un ir y venir de viajeros: vislumbro un anciano, sentado en el banco de al lado, me percato de su blanca barba en forma de perilla reluciente, observo como con suma coquetería, alisa el ala de su sombrero de fieltro verde aceituna que coloca sobre su cabeza con un elegante gesto de arrogancia.
Una chica se le acerca con desparpajo dedicándole una picaresca mirada, es rubia de ojos azules, calza botas negras, de charol, con altos tacones. En sus semblantes hay una evidente complicidad compartida por ambos interlocutores que murmuran… más no logro enterarme; él pregunta algo, ella mueve la cabeza afirmativamente.
Pasan por mi lado sin hablar, se muestran nerviosos y desconfiados al subir al autobús.

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