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lunes, 6 de abril de 2009

EL SOLDADITO


¡Que raro!,¡no hay nadie en el patio! Seguro que están todos en la cantina, estarán tomando café ya que es la hora del descanso; empujaré la puerta muy despacio para no hacer ruido y no se percaten de mi presencia. ¡Qué vergüenza! Todos me están mirando. Sin duda se han dado cuenta de mi baja estatura y el poco pelo que cubre mi barba. Juraría que ellos sospechan que guardo un recóndito secreto; creo que lo saben, lo noto en los intercambios de risitas y en cómo me miran todos. Tengo que salir de aquí, no aguanto más, si no lo hago de inmediato empezaré a llorar.

No hay nadie en la ducha, ¡es el momento! puedo ducharme sin que me vean los sátiros lerdos soldaditos de mi compañía. ¡Maldición! La ventana está abierta, parece que son tres, o cuatro, me miran... escudriñan maliciosos mi cuerpo con deseo, son unos pecaminosos indecentes…

No alcanzo a coger la toalla, me van a ver los pechos, ya no podré llevar por más tiempo mi disfraz, todos sabrán mi secreto.