Seguidores

viernes, 8 de enero de 2016

TRISTE NOCHE DE NAVIDAD.




Adela acuna su escuálido cuerpo en la butaca de rejilla tras el enorme ventanal, escuchando el tic tac del reloj. Absorta ve pasar lentas las negras nubes como panza de burra que amenazan con llover o nevar. De la vieja radio situada  en un rincón de la estancia se escapa la melodía de  un arcaico villancico, esa canción que tantas noches en  navidad había cantado toda la familia alrededor del belén en el salón de casa. No puede evitar que sus cansados ojos se ahoguen en lágrimas. Con apatía saca del bolsillo de su bata acolchada  unas lapidadas cartulinas de color sepia, las desliza entre sus huesudos dedos una y otra vez intentando rememorar a las personas que aparecen en ellas, alrededor de una gran mesa una noche de otra Navidad. Por más que lo intenta Adela no  consigue recordar quienes son aquellas personas jóvenes que aparecen en las fotografías.

Adela dos horas antes de la media noche, como cada 24 de Diciembre desde hace una década, abre la mesa del salón, pone sobre ella el mantel blanco bordado con alegres dibujos navideños rojos y verdes, en el centro coloca un páscuelo de terciopelo con una gruesa vela en forma de eje ya desvalijado por el paso de los años. Alisa con ahínco el mantel con las manos para que no quede ni una sola arruga.  
Despacio con sumo cuidado para no tropezar, saca del viejo aparador de dos piezas la vajilla de la cartuja sevillana y va colocando simétricamente en perfecto orden cada uno de los  cubiertos,  copas… se para un instante, para contemplar orgullosa como ha quedado la mesa para celebrar la cena de Navidad con sus seres queridos.  Adela se acerca hasta la ventana y ve caer con tristeza los copos de nieve sobre los desnudos árboles.  Con un gran nudo en la garganta deja escapar un profundo suspiro, un suspiro que le hiere el alma. 
De la Torre del Cerro de la virgen se descuelgan doce campanadas. Creo que esta noche no vendrán a cenar.
Creado por: Maruja. J. Galeote.

4 comentarios:

  1. Qué triste es la soledad causada por el abandono y la ingratitud de aquellos seres que se olvidad de los que fueron el faro que iluminó sus vidas... Estuve a punto de llorar.

    Un abrazo y feliz año.

    ResponderEliminar
  2. Es difícil compensar la soledad del alma.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Un relato muy emotivo que encoge el corazón al leerlo, Maruja. Es tremendo quedarse solo al llegar a mayor, tremendo. Se van los que amamos y conforman nuestra vida y… Lo dicho: terrible. Tú lo explicas muy bien aquí.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Triste y real tu relato, la soledad nos acecha cada vez mas cerca. En mi caso quedaron atrás los turnos para el baño y las chispeantes sobremesas. Mi esposa y yo deambulamos por una casa llena de recuerdos, con cuatro dormitorios cerrados. Tengo en mente vender mi piso e irnos a uno mas pequeño.

    ResponderEliminar